¿Qué es el autismo?

Si nos ceñimos a la definición técnica del término, en nuestra búsqueda encontraremos los siguientes datos.

Los Trastornos del Espectro Autista, se definen como una disfunción neurológica crónica con fuerte base genética que desde edades tempranas se manifiesta en una serie de síntomas relacionados con la interacción social, la comunicación y la falta de flexibilidad en el razonamiento y comportamientos. El grado de gravedad, forma y edad de aparición de cada uno de los criterios va a variar de un individuo a otro, definiendo cada una de las categorías diagnósticas. A pesar de las clasificaciones, ninguna persona que presenta un TEA es igual a otro en cuanto a características observables.

En todos los casos se presentan manifestaciones clínicas en varios aspectos de las siguientes áreas: interacción social, comunicación y repertorio restringido de intereses y comportamientos. Las manifestaciones del trastorno suelen ponerse de manifiesto en los primeros años de vida y variarán en función del desarrollo y la edad cronológica de los niños.

La complejidad de manifestaciones clínicas sugiere una etiología multicausal. Los avances más recientes indican la importancia de los factores genéticos y de algunos posibles factores ambientales que dan lugar a alteraciones cerebrales muy tempranas.

Se acepta que “el autismo es el trastorno más genético de los síndromes neuropsiquiátricos” y que es, primordialmente, la consecuencia de la alteración de un conjunto de genes interdependientes, distribuidos en distintos puntos del genoma.

Pero si de lo que se trata es de empezar a asumir o aceptar o intuir que un niño de nuestro entorno más querido (hijos, primos sobrinos, amigos, etc.) puede estar afectado por un Trastorno del Espectro Autista, toda esta palabrería técnica nos sirve de poco.

Lo que nos interesa o preocupa saber es el grado de integración que podrá alcanzar nuestro nene. Si podrá estudiar con normalidad. Si algún día llegará a hablar. Si tendrá amigos. Si se podrá ganar la vida por sí mismo. Cuánto sufrimiento le espera para poder llevar una vida integrada y feliz. Y casi todas las preocupaciones de los familiares van en esta línea.

Pocas personas se atreverán a vaticinaros qué va a ser de vuestra vida y la de vuestro ser querido. Yo siempre digo que, desde que me diagnosticaron a Aleix, toda nuestra vida ha sido un «depende».

Pero la gracia de ese «depende», está en que podemos ayudarles mucho. Gran parte de ese «depende» tiene que ver con nuestra capacidad para generar un ecosistema que les permita desarrollar todo su potencial y alcanzar su máximo nivel de autonomía.

Y cuando esto os lo cuenta alguien que hace 20 años tenía en casa un clon de Rainman y ahora tiene un universitario que trabaja y conduce su propio vehículo y su propia vida, os lo podéis creer.

Os invito a generar un «depende» de éxito emocional para vuestroc chicos con TEA.

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