Como cada mañana, hoy alrededor de las 7,30 salgo a pasear a “mis niñas”, Sara y Pika. Son dos perritas de tamaño pequeño. Salen tres veces al día y a mí, por ser la “mami”, me toca el primer turno del día.
Mientras camino por el paseo marítimo con esa luz tan característica de primera hora de la mañana, cuando ya no es de noche pero aún no es de día, me impacta la vista del cielo y el mar, y no puedo evitar pararme a hacer un par de fotografías. Y entonces siento que, esta pequeña obligación diaria, es uno de mis mejores “cargadores de pilas”. Durante esa media horita, no tengo que atender a nadie más. Puedo disfrutar de mi entorno que, dicho sea de paso, es todo un privilegio. Puedo dejar volar libremente mis pensamientos. A menudo, en ese rato se me ocurren ideas que pueden ser buenas para mi negocio o para mi familia. Hago un poco de ejercicio, me relajo, y me permite afrontar el día con la energía necesaria. Que, en esos momentos, es mucha.
Cuando venimos de vuelta, me fijo en los megáfonos que han instalado en la playa para recordarnos continuamente que no estamos a salvo, que tenemos que tener cuidado, que estamos en peligro…y me recuerdan que estamos viviendo una especie de película distópica de la que no sabemos cuando vamos a salir, ni cómo.
Y me da por pensar que la clave para superar este momento tan duro que estamos viviendo tiene que estar ahí. En encontrar uno, o dos, o tres “cargadores de pilas” que nos permitan mantener la serenidad para afrontar las adversidades que están viniendo, y que son muchas y variadas. Que nos permitan liberar nuestro cerebro de las tensiones y dejarlo volar en busca de nuevas maneras de ver las cosas.
También me da por pensar que la veteranía es un grado, y que una de las ventajas de alcanzar mi edad es aprender a mirar las cosas con una perspectiva más ecuánime, menos “desgarrada”. Por mis circunstancias he pasado ya más de una crisis. Momentos en los que veía estrecharse el círculo a mi alrededor y no sabía por dónde iba a encontrar una salida. Nunca me he rendido. Pero siempre las había vivido con mucha angustia. Si algo he aprendido, es que las soluciones aparecen, y que la energía y las buenas ideas para encontrarlas, vienen en los momentos de tranquilidad.
Es por eso que me ha apetecido compartir este momento. Y que os recomiendo buscar vuestro “cargador de pilas” particular: un paseo, escuchar música, leer, meditar, bailar, cualquier cosa que os permita “apagar el ruido” y conectar con vosotros mismos.
Es de esos momentos de donde sacamos la fuerza para superar cualquier obstáculo.