A lo largo de los años que llevo asesorando a empresarios y emprendedores, a menudo escucho esta frase: “Si trabajo tanto, ¿Por qué no me salen las cuentas?”
Recuerdo especialmente el caso de una persona que tenía una tienda con productos de elevada estacionalidad: vendía lo que quería de marzo a septiembre…y luego nada o casi nada, no daba ni para los gastos. Durante los meses de más facturación, estaba siempre de buen humor y se llevaba un buen sueldo a casa, que le daba para vivir bastante bien. Durante los meses de baja facturación, estaba siempre angustiada, incumplía pagos a proveedores, y apenas malvivía, llevándose los problemas de la tienda a casa. Tuvimos varias conversaciones al respecto. No era muy complicado. Se trataba sólo de diseñar la cuenta de explotación de la tienda, asignarse un sueldo igual todo el año, compatible con los ingresos y gastos anuales, y planificar los meses de sequía para afrontar los pagos con excedentes de los meses de abundancia. Jamás conseguí convencerla de hacerlo, ni aun regalándole el trabajo.
¿Os suena? Esta es una actitud muy típica del pequeño emprendedor y/o el comerciante. Si vendo pago a todos y gasto. Si no vendo, sufro, impago, me voy endeudando….y finalmente, si no ocurre un milagro…cierro. En mi humilde experiencia, la clave de ese 80% de iniciativas de negocio que fracasan en los primeros cinco años radica precisamente en este punto.
Trabajar mucho no asegura una adecuada gestión financiera. Muchas veces, el emprendedor o comerciante no cuenta con recursos (ya sean conocimientos o para subcontratarlo) suficientes para realizar esa tarea con bien. Y, ¡oh, sorpresa!, resulta que no está incluida en la facturita que le pagamos al gestor todos los meses: el gestor nos preparará los balances con lo que hayamos hecho con los ingresos y gastos, pero no nos dirá cómo gestionarlos.
Aquí es donde te puedo ayudar. Puedo acompañarte para diseñar un plan financiero sencillo por un precio muy accesible, Y no tendrás que contratar un contable.
Y puede que eso no haga que trabajes menos, pero sí te permitirá saber adónde va tu dinero. Y, sobre todo, cómo repartirlo para que tu negocio tenga posibilidades de futuro.